lunes, 7 de noviembre de 2011


Sociedad y cultura
En los primeros años de vida
independiente el país estaba muy mal
comunicado. Se viajaba en
diligencias, a caballo o a pie, por
caminos malos y plagados de
asaltantes. Del
transporte se hacían cargo los
arrieros, con sus recuas de mulas.
Para ir del centro de México a los
Estados Unidos habían que viajar por
barco, de Veracruz a Houston o a
Nueva Orleáns. También se llegaba
por mar a Yucatán.
Durante el porfiriato, los
ferrocarriles y el telégrafo
transformaron la vida. Los viajes
resultaron más rápidos, cómodos y
seguros; los mensajes llegaron en
menos tiempo.
Logró ampliarse notablemente
la educación pública; cada vez más
gente pudo estudiar alguna carrera y
empezó a surgir en las ciudades una
clase media de profesionistas y
burócratas. Mucho más gente
aprendió a leer y esto permitió que
apareciera nuevos periódicos,
revistas y libros escritos e impresos
en México.
La paz propició que avanzaran
las ciencias, las artes y la técnica. Se
fundaron academias, museos y
sociedades artísticas y científicas. Se
construyeron teatros, representaban
compañías europeas y mexicanas.
Pronto el cinematógrafo se extendió
por todo el país.
Un grupo de historiadores
publicó
México a través de los siglos;
otro grupo escribió México en su
evolución social. Justo Sierra
inauguró la Universidad Nacional.
Los músicos crearon
composiciones con hondas y raíces
populares. Hubo grandes novelistas,
poetas, cronistas y cuentistas.
En los últimos años del gobierno de
Díaz un grupo de muchachos
brillantes y estudiosos formaron en la
Ciudad de México Ateneo de la
Juventud, que buscó libertad y
nuevos caminos para el pensamiento
y para la creación artística.

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